La Chispa de la Vida

Grande, pequeño, blanco o rojo intenso,incluso negro y amarillo, suave o rugoso, sorprendente o curioso, aterrador, sugerente, increible, ¡¡¡alucinanteee!!!. Todo está ahí, esperandonos.

La belleza está en los ojos más que en aquello que miras.

domingo, 11 de julio de 2010

Uno a uno ( Articulo del Obispo de San Sebastian)

Ayer, sábado, 10 julio 2010, José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de San Sebastián publicó el espléndido artículo que reproduzco a continuación.

Monseñor Munilla escribe un castellano rotundo y directo, muy poco "eclesiastico" gracias a Dios. Se comprende que moleste en determinados ambientes: a este obispo se le entiende todo. .


Una vez más, la sinrazón se ha impuesto. El 5 de julio de 2010 pasará a la posteridad como un día negro en la historia de los derechos humanos. La nueva Ley de "Salud Sexual y Reproductiva" (¡ironías del lenguaje!) da un marco legal al aborto libre, que de hecho ya se practicaba abiertamente en España, bajo un generalizado fraude de ley, conocido y consentido por casi todos. Legalmente, el aborto ha pasado de estar despenalizado en tres supuestos, a ser reconocido como un derecho. No cabe duda de que los empresarios de las clínicas abortistas pueden dormir ya mucho más tranquilos.

¿Y ahora qué? ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados a la espera de los recursos judiciales? ¿Acaso la "causa de la vida" se reduce a la batalla legal? ¡Ciertamente no!... Como dice el refrán, "más vale encender una vela que maldecir las tinieblas". En estos días he recordado una famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta, pronunciada cuando el aborto se liberalizaba en Occidente, en medio de fuertes polémicas: "No los matéis, dádmelos a mí. ¡Yo sí los quiero!". Tampoco puedo olvidar que en cierta ocasión un periodista le preguntaba a la Madre Teresa cuál había sido su estrategia para salvar a tantos niños y desahuciados de la vida. Su respuesta no dejaba lugar a equívocos: "¡Uno a uno!".

Pues bien, ha llegado el momento del "uno a uno"... La mayoría de las asociaciones provida han orientado su acción en los últimos años en esta línea. En muchos lugares -también en San Sebastián- ya vienen trabajando con gran éxito grupos de "rescate", bajo la coordinación de la fundación "RedMadre". Decenas de miles de vidas humanas han sido salvadas "in extremis", cuando tenían ya puesta la "cita" en el abortorio. Su método consiste en dar a la mujer embarazada soluciones alternativas al sacrificio de la vida de su hijo: acompañamiento personal, ayuda económica, pisos de acogida, asistencia médica y jurídica, etc. (Me permito dar el teléfono de contacto que coordina todos estos grupos en España: 902-188.988). ¡Es hora de arrimar el hombro!

Se trata de entender que para llegar a transformar la Cultura de la Muerte, la estrategia más eficaz es "de abajo arriba", sin limitarnos al "de arriba abajo"... La batalla legal por la vida se podrá plantear nuevamente en España, con mayores garantías de éxito, cuando salgan a la luz cantidad de niños y adolescentes que han sido rescatados de las garras de la muerte... El testimonio de su gratitud por el don de la vida, será necesario para que la Cultura de la Vida triunfe en el futuro.

No tengo la menor duda de que hay muchos valores en nuestra sociedad, que son resortes muy válidos y positivos en esta dirección que planteo... ¿Cómo es posible que hagamos una valoración tan laudatoria de la adopción de niños extranjeros entre nosotros, mientras que aquí desestimamos como absurda la alternativa de la entrega en adopción del niño? O, por ejemplo, ¿no habrá llegado el momento de valorar si el apadrinamiento de los niños del Tercer Mundo que realizamos a través de muchas ONGs civiles y eclesiales, no debería también ser complementado con el apadrinamiento (en forma de contribución a su alimentación o educación) de los niños que son salvados de ese trágico destino? Y por otro lado, ¿qué decir del abandono y del silencio vergonzante en el que muchas mujeres tienen que vivir el Síndrome del post-aborto, frente a la afortunadamente cada vez más creciente sensibilidad hacia las víctimas de la violencia de género? ¿No habrá que acompañar también a las mujeres que se han quedado moral y psicológicamente destrozadas después de haber abortado?

Artículo tomado del Blog de Enrique monasterio Pensar por libre

sábado, 10 de julio de 2010

Un cuento para niños


Arrastrábase por la arena, sigiloso, audaz, temerario. Un aro adornaba su nariz desde hacía tanto tiempo que ya ni recordaba el punzante dolor de la aguja perforando la carne, pero él seguía avanzando a pesar de que el anillo se enganchaba en las atrevidas ramas, que contra toda lógica, se abrían paso hacia el cielo en medio de aquella desolación inhóspita e inexplorada.
El pañuelo, cubriendo todo el cuero cabelludo y anudado sobre su nuca, presentaba la indudable huella de otras épocas. Para cualquier observador meticuloso despedía aromas de otras aventuras; de otras batallas personales, no todas resueltas ni bien acabadas; pero que habían forjado ese espíritu indómito (no siempre bien reconocido, pero algunas veces admirado por aquellos pocos que habían conseguido entrelazar su destino junto a él).
Sobre su cabeza una sombra revoloteaba. Ésta se movía a impulsos, como si en cada movimiento tuviese que derribar muros invisibles. Intentaba con ahínco avanzar y poder observar con detalle la forma que se encontraba bajo ella. Sobre todas las cosas llamaba su atención el apéndice adosado a la rodilla derecha: un perfecto palo que desprendía retazos de recuerdos en el animal, adornado por capricho de la naturaleza con unos destellos verdes azulados rematados con un brillante color rojo bajo su engarfiado pico.
El loro no pudo resistirse, quizás llevado por los aromas a nueces o por el movimiento sinuoso de la pata de palo, se lanzó sobre el objeto de tanta atención y se llevó entre su pico el irresistible y preciado trofeo de unas suculentas astillas de madera – que inmediatamente arrojó al suelo sin mayor interés-.
El supuesto observador podría llegar a pensar que el agredido se revolvería contra el animal, para dejar clara su posición de dominio sobre él, pero inesperadamente éste ni se inmutó, siguió avanzando imperturbable hacia su objetivo, con su meta fijada, como si se tratase de un incandescente punto de fuego -al rojo vivo- incrustado entre las pobladas cejas remarcadas bajo el colorido pañuelo. Es más, si este observador fuese tan meticuloso como cabría esperar, observaría claramente una multitud de muescas sobre la superficie de la pata, lo que le indicaría una especie de acuerdo tácito, un ritual mil veces realizado por ambas partes creando así un vínculo único e inexplicable entre las dos criaturas.
La costa de Puerto Rico quedaba muy al norte de su localización. Allí había dejado -ancladas en una estrecha ensenada - sus pertenecías. Hubiera podido seguir navegando a través del Caribe, vadear la isla, y atracar en Guánica, una posición mucho más cercana a su objetivo: el Bosque Seco. Pero este espíritu no formaba parte de él, quería prepararse por el camino, conocer bien el entorno, aspirar los aromas, sentir en su piel el hormigueo, la tensión previa al encuentro, prepararse para el momento…
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Allí, en lo más profundo de Bosque Seco se ocultaba su meta, quizás contra toda creencia, debido a lo inhóspito del lugar, su objetivo se sentía resguardado y protegido, pero él era tenaz y nunca había abandonado. Sentía en sus pulmones la presión del aire, denso, espeso, irrespirable. En un momento de debilidad pasó por su mente mirar atrás, sobre su hombro, pero no sirvió sino para renovar en él el ansia de terminar de una vez por todas. Continuó arrastrándose y por fin los vio. Allí estaban. El loro, ante la tensión de su compañero, que no se le puede llamar de otra forma, se quedó congelado en el aire en un alarde imposible y a continuación se posó en la hoja de una especie de cactus tropical.
Estaba ella, inmóvil, anclada a una rama, prisionera de su propia existencia. Eso sí, altiva y deslumbrante, conocedora de su belleza y la atracción que ejercía. Una figura se movía inquieta a su alrededor, quizás presintiendo un peligro no definido, casi intuido. Cada vez que giraba sobre ella se abalanzaba con un movimiento rápido, fugaz, casi imperceptible y le incrustaba el punzón curvado que llevaba adosado. No podía evitarlo, lo llevaba grabado en su ser, salía desde dentro como un torrente imparable y se veía obligado a usarlo para sacar el máximo provecho de sus acciones.
Excitado, con la adrenalina subiendo hasta sus sienes, se sentó en el suelo y se quedó quieto, inmutable, contemplando lo que solo unos pocos, muy pocos, antes habían visto: El baile del zumbadorcito, que años después se sabría era el pájaro que pone los huevos más pequeñitos, pero eso a él no le importaba. Fijaba la atención en la otra protagonista, que como una estrella, desplegaba sus brazos mostrando en su centro el exquisito néctar, obligando a la atrapada avecilla a ejecutar una danza imposible a su alrededor. Contempló largo tiempo, ensimismado en sí mismo, sin prisas, saboreando y aprendiendo, hasta que por fin decidió que estaba perturbando la intimidad del momento. Se levantó y puso rumbo hacia su barco donde le esperaban… ¡ah, esa es otra historia¡


P.D.: La Orquídea (para los curiosos Encyclia krugii) y el colibrí (para los mismos curiosos Mellisuga minima). Los Bosques Secos son protección de la Humanidad y es territorio casi desértico en medio del Caribe, en la Isla de Puerto Rico.