La Chispa de la Vida

Grande, pequeño, blanco o rojo intenso,incluso negro y amarillo, suave o rugoso, sorprendente o curioso, aterrador, sugerente, increible, ¡¡¡alucinanteee!!!. Todo está ahí, esperandonos.

La belleza está en los ojos más que en aquello que miras.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Hasta Pronto

Nuria se ha marchado al cielo.

Se nos ha ido Nuria al cielo, eso seguro. Siempre ha estado muy ligada a nuestra parroquia. Siempre ha estado muy cercana a nosotros y siempre ha rezado por nosotros.

Hace veinticinco años una mujer hablaba de Jesucristo. Nerviosa, muy nerviosa. Se atrancaba, se le iban las ideas, se hacía un lio tremendo con las citas de la biblia. ¡Vamos un desastre!. Yo estaba allí sentado con otras veintitantas personas más. Estaba embobado, mirándola fijamente en su torpeza. No sabía que pensar de lo que estaba contemplando. No entendía que ocurría dentro de mí en aquel momento. Pero os aseguro que hoy aún recuerdo perfectamente su rostro al hablar de Jesucristo. Hablaba de Él no como quien ha realizado grandes estudios de cristología, no como quien ha dedicado muchas horas a estudiar exégesis o cualquier otra asignatura teológica. Tenía un conocimiento de Jesucristo como de quien está enamorado. Hablaba de Él como solo puede hacerlo una novia del novio o una esposa de su marido, con la cara radiante, intentando buscar palabras inexistentes para convencernos de lo estupendo que era su amado de lo que significaría para nosotros seguirle.

Era una novia inusual ¡intentaba que nos enamorásemos de su amado! Y su rostro se iba transformando. Se iluminaba mas cuanto más se equivocaba. Me llegó al corazón.

Me consta, ciertamente, que durante estos años ha rezado por muchos de nosotros. Ha rezado por mí cuando he estado sufriendo, cuando he vivido etapas duras de crisis. Me miraba a la cara cuando se cruzaba conmigo en alguna celebración y me decía: - Paco, no estás bien, rezaré todos los días por ti. Y lo hacía.

No sé cuanta pueda ser la fe que tenga dentro de mí, pero sin duda gran parte de ella es gracias a Nuria, a su amor por Jesucristo y a la evangelización y, por supuesto, a sus oraciones.

Hoy, una semana después de su partida al cielo, rezo yo por ella para que el señor la tenga consigo disfrutando; como disfruta la novia que por fin llega a la noche de bodas con su amado. Hoy nos toca rezar por ella y aún así tened la certeza, como yo la tengo, que será Nuria quien este hablándole a su amado de cada uno de nosotros.

Mi corazón no puede estar entristecido y no lo está. Estoy contento de que se haya ido. Mi corazón se alegra de que este con el Padre por fin y me siento dichoso de tener una amiga en el cielo. Paco Cabrera, catequizado por Nuria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario