Imposible descansar, agosto comienza imponiéndose, haciéndose notar por imperativo presente. Vueltas... pensamientos doblados y triplicados, cabezadas inesperadas entre parpadeos intermitentes, por favor como es posible....
Dos de la mañana: levantada, visita obligada a la nevera, mirada de reojo a la ventana
y el alma se escapa en un escalofrío.
No es posible... no, no estoy viendo... ¡no!. ¡Es imposible!, jolines y me hace un guiño. Sí es a mí. No puedo resistirme.
Me visto apresuradamente, salgo a la calle dispuesto a buscarla a ir con ella y comienzo a perseguirla con la imaginación alocada.
Me la imagino de mil maneras diferentes, en cientos de situaciones variopintas - la imaginación no tiene límites - ; hasta que no puedo más y paro; me sitúo frente a ella, que me mira altiva - conocedora de mis devaneos mentales - y sonriente se exhibe ante mí, majestuosa, impresionante única, misteriosa
se balancea sobre es Vedrá provocativa diciéndome al oído, no diciéndome no, susurrándome:
- A que no eres capaz de atraparme.
Y yo todo veloz saco la cámara la coloco en el trípode, y nervioso expectante por lo que ha de acontecer, casi con respeto, aprieto el botón
Sí allí está, guardada en un momento irrepetible.
Desilusión, impotencia, desesperación Se volvió a escapar no hay motor capaz de grabar en la memoria interna ese juego íntimo, esa provocación, ese... a ver si me piíllas...mientras que en mis oídos escucho el inconfundible sonido de una carcajada.
Me quedo con la foto, hijo de la luna
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